Saltar al contenido

Mirar atrás

Hoy una sonrisa se dibujó en mis labios al mirar el remitente de un correo electrónico recibido. Y me hizo recordar cosas que habían quedado atrás en una memoria que cada día parece resistirse a trabajar.
Estas son notas que tenía en una libreta esperando ser publicadas, y que pasaba el tiempo sin encontrar el cuándo; son cortas y sin enlace, palabras al azar podrían llamarse.
Hoy lo hago porque me llamaron egoísta en ese correo por no difundir, además el tiempo pasa sin dar espera.
El correo es de un amigo, de Francisco Saldarriaga. Un saludo desde estos lares.


¿Paranoia? No sé si llamarlo de esta forma a esta sensación permanente que tengo de que me están vigilando.
De que cada paso que doy hay alguien mirándolo.
Incluso lo siento en el baño de mi apartamento.
No creo que esté loco, pero…
(30/08/2009)

Igual, lo único que podía decirme para consolarme es que siempre hay posibilidad de cambio, y eso sólo podría responderlo con un suspiro.
(08/10/2009)

¿Para qué aprender a narrar cuentos si ellos se escriben solos? Los personajes (y las personas) siempre hablan por si mismos.
(23/02/2010)

«Pensé que iba a ser de otra manera.» Suspiró. Luego, saltó.
(28/06/2010)

Publicado enBitácoraDivagarEscritos

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*