– ¿Podremos escapar? – ¿De quiénes? – De quienes nos persiguen. – No nos persigue nadie. – ¿No? ¿Crees que estoy loco? – Pues yo no veo ni oigo a nadie. – Yo los oigo. Se aproximan. – Nadie nos sigue. – Yo los oigo. Luego, silencio.
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