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Y otro año más…

“Se tomaron la embajada, se tomaron el palacio yo lo vi en televisión”
(Mi generación, Poligamia)

El episodio del Palacio de Justicia no lo recuerdo muy bien, recuerdo haber visto las imágenes siendo un niño de 9 años por la televisión mientras jugaba puesto que no había mucho de donde elegir para ver (con solo dos o tres canales). Y así fue como lo seguí, desinteresado por el hecho que mostraban en el medio que no podía entender.
Pero para entender lo que de verdad ocurría debieron de pasar muchos años. Aunque, la verdad, sin entender del todo porqué los medios nos dejan vacíos para sólo informar (o desinformar en este caso) porque al final de cuentas esta es la hora que nadie sabe qué pasó allá.
Y pasa el tiempo y dejamos olvidado el hecho hasta que llega la fecha de ¿conmemorar? un número redondo de ese fatídico día y volver a escuchar la historia incompleta y a llorar por las víctimas y a no sé que más cosas mientras dura, porque al cabo de unos años será de nuevo otro capítulo de la historia guardada que solo se ha de recordar en otra “fecha importante”.
Y continúa la historia, impune y sin respuestas, como casi todas las historias en el país de las cuales sus protagonistas vivos se están haciendo viejos y se van a morir sin contarnos a los que llegábamos apenas esa verdad negada.
Y tocará buscar en periódicos y revistas y leer el montón de interrogantes que se dejaron y del cual los otros protagonistas desaparecieron bajo explosiones y humo sin, según dicen, dejar rastro.
Los hombres a pesar de que recuerden, repiten las historias. Contadas miles de veces y pasadas por generaciones. Algunas ni siquiera hubo que leerlas para que estuvieran presentes en el recuerdo. Así que no hemos aprendido la lección, seguiremos con los interrogantes y lo único que queda por hacer es volver a llorar en 5 ó 10 años que volvamos a retomar la historia de esos hechos que no sabemos si quedarán en un libro de historia para generaciones futuras.

Publicado enPeriodismo

Un comentario

  1. Carlos Carlos

    Tono irónico y pesimista que llama la atención. Y esa mezcla con la historia personal, ayuda. Atrae al lector.
    Sin embargo, la escritura a veces se hace difícil. Conceptos duros, apretados, que quizás necesitan más argumentación para el lector corriente.
    Le sugiero, si le interesa, leerse en voz alta, para que se dé cuenta de los atranques.

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